Crónicas de un súper papá
(autor teti cavo con ayuda
de sus hijos Tomás y Ciro)
“Espiando la felicidad”
Para mitigar el gran
calor de Córdoba decidimos emprender un pequeño viaje y partir a la casa de mi
cuñada Ceci. Tomás esta súper contento de ir a encontrase con sus primos, la
pileta, la play, cama elástica, es llegar a la diversión asegurada. Como estar en Walt Disney en solo 35 minutos de traslado
en el súper Movil Fiat 600 modelo 82
Cargamos mayas,
protector solar, gorras, antiparras, pañales, off para mosquitos, toallitas húmedas,
chupete, mamadera, cochecito, garrapiñadas, gaseosas, Ciro, Tomas, Negra y yo
al volante. Luego de chequear el verdadero combustible del súpermóvil (lo
controlo con un palo de escoba metiéndolo en el tanque porque el marcador esta
roto) y ver que no le falte agua. Arrancamos, sin antes de que Tomás se
persigne por las dudas que falle el arranque.
Llegamos con una
parada obligada porque el minicooper antiguo necesitaba enfriarse un poquito. Bajamos
la pequeña mudanza y ambos niños entran corriendo para abrazarse con sus primos
y en menos de 5 minutos están en la gran pileta jugando. Yo necesito reponerme
y me quedo dentro de la cocina tomando mate y espiando por una ventana.
Espío. Veo. Se
divierten. No logro escucharlos porque el patio es grande así que todo lo
percibo en fono mímica sin sonido, hay
cuerpo, bocas abiertas, ojos llenos de risa, hay pasto y agua que salpica.
Pienso eso es diversión.
Se tiran a la pileta.
Ciro se mete debajo del agua con aplausos de su mamá. Los primos bailan,
corren. Tomás los persigue. Se abrazan. Hacen la bomba humana. Salen y suben a
la cama elástica, 5 primos saltando de edades variadas. Tomás ayuda a Ciro a
subir, esta feliz. Corre se cae y hacen una pelota humana y Cirito cierra la
montonera con gritos silenciosos que no llegan a mis oídos pero puedo
sentirlos.
Pienso eso es alegría.
Llega la calma, Ciro
pide bajarse. Lo ayudan. Se para en el pasto y se manda un largo pis. Los otros
festejan. Y se acuestan en la cama saltarina tomándose un respiro. Ciro llama a
su hermano, Tomás baja se toman de la mano y caminan hacia el último rincón del
patio, donde esta el quincho. Los veo a lo lejos pequeñitos. Abren la heladera,
sacan una gaseosa. Sonrío ampliamente
porque descubro en sus movimientos como Tomás “chequea” con su cabecita que los
padres no los veamos, ya que sabe que no nos gusta que le de gaseosa a Ciro, le
sirve un vaso y toman rápidamente. Se
vuelven a tomar de la mano y emprenden el regreso. Veo sus espaldas, su
diferencia de atura, sus sombras largas que se reflejan producto del sol de la
tarde.
Pienso eso es la
Felicidad.
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