Cónicas
de un Súper Papá (autor teti cavo con ayuda de sus hijos)
LadronPoli
Hace unos meses atrás mi hijo me había
prometido que me iba a invitar a jugar al ladrónpoli con sus amigos, por
supuesto si ellos se lo permitían.
Sus palabras de advertencia para
permitirme jugar fueron:
-Yo
le pregunto papi y si dicen que si, vengo y te aviso Pero juga bien ¿eh? ¡no me
vas a ser pasar papelones!, ni te hagas el loco, ni nada. Ósea corre bien Pá,
yo te voy a enseñar a esquivar y los lugares que podes esconderte. Por favor no
hagas vergüenza para mi…¡¡me muero!! ¿Entendiste?
Después
de sellar como un contrato de seriedad entre mi hijo y yo, llego el momento de
la invitación oficial. Estaba en mi casa acostado, eran las 20 hs y comenzaba atardecer
de un día domingo, mi hijo Tomás llega corriendo de abajo, entra a la
habitación y me dice:
-Dale
Pá apúrate, hoy jugás con nosotros. ¡¡Daleee!! ponete las zapatillas y pone
ganas que tenés que correr. Todos te están esperando en el lugar de elección.
Es imposible negarme frente a tan gran
desafío. Me coloco las zapatillas, pantalón corto y remera. Bajo a la placita
donde todos me reciben con fuertes gritos, hay aproximadamente 12 niños entre
los 8 y 11 años, “el mas grande” de ellos esta subido al cuarto peldaño del
tobogán, tiene una musculosa negra que dice: Ojo conmigo, Él es el encargado de
la elección y explica para mí como es el sistema para saber si vas a ser
policía o ladrón:
-¿Si
te toca Ladrón o policía o no llorar como nenita? – grita para que todos
los escuchen
-
y te dejamos jugar a vos grande porque
sos copado con nosotros.
Extiende su mano hacia delante con la
palma hacia abajo y todos debemos pegar con un dedo en su mano, el dedo que
agarra es policía.
Así se va desarrollando la
clasificación cuando llega a 6 policías escogidos, dice:
-Todos
los demás son ladrones-
Yo
tengo la suerte de ser ladrón, mi hijo también esta en mi mismo grupo, me guiña
un ojo y me pega un palmada en la espalda y me susurra algo que no logro entender,
cuando me estoy preparando para empezar a correr, el mas peticito de todos,
tira como un conjuro o una regla que nadie me había explicado con anterioridad:
-
¡¡¡Sin gritar ni chistar
el que se sienta cambia de verdad!!!
Inmediatamente todos los que eran policías se
sientan y yo como en un acto reflejo mi tiro al piso también, me percato que
los únicos que quedaron parados son los ladrones, me doy cuenta que algo mal
estoy haciendo, porque mi hijo que esta parado se toma la cabeza y dice:
¡¡¡Papáaaa sos un nabo!!!
Inmediatamente cae la sentencia:
-El único policía es el Papá del tomi, todos
los demás somos ladrones –y todos festejan, saltan y se rien. Yo quiero pedir
explicaciones pero todos gritan al unísono:
-
¡¡¡Sin gritar ni chistar el que se sienta cambia de verdad!!!
Por
las dudas de que no haya entendido un niño se me acerca y me confirma mis
sospechas:
-Señor
usted se sentó y el que se sienta cambia de verdad, no se tendría que haber
sentado porque nadie quiere ser policía…es más lindo que te atrapen. ¿usted
jugo alguna vez a esto?
No
termina sus palabras que todos están corriendo como desaforados por el parque,
corren detrás de los árboles, usan los edificios del complejo para esconderse.
Yo intento agarrarlos, había pensado que iba a ser mucho mas sencillo pero debo
poner lo mejor de mi para “llevarlos a la cárcel” una vez atrapados se sientan
en los bancos de la plaza. Me queda uno solo, todos vitorean su nombre ¡Samuel
¡Samuel!¡Samuel! y tiran adjetivos como:
-es el más rápido, es el que mejor se esconde y esquiva como un demonio- ¡Vamos
Samuel que el viejito esta cansado!
Me doy vuelta y riéndome le digo:
¡¡¡ya
van a ver como corre este viejito!!! -Y me pongo a payasear, Tomás se
agarra la cara y grita Papá nooooo, corre no te hagas el pavo.
Samuel es realmente una liebre
endemoniada, esquiva, se esconde cuando estoy a punto de agarrarlo, pega un
giro increíble a escasos centímetros de mi mano. La persecución es festejada
por sus amigos, mientras mas dura, más se entusiasman y le dan consejos a
Samuel
-
¡Por la azul, ándate por
la barrera, escóndete en lo de la mili! ¡¡¡Hacele la traba de la muerte!!!
Me preocupo eso de la traba de la muerte y grito
¡¡¡¡eso no vale!!!
Cuando estaba a punto de atraparlo, ahí a punto
de consagrarme luego de una carrera en línea recta de 30 metros . Un niño subido
al banco de la plaza grita con todas las fuerzas de sus pulmones:
¡¡¡¡¡Samuuuu, escapá que este grande corre
como si nunca hubiese tenido infancia!!!!!
La frase hace que me distraiga y detenga la
marcha, no doy más y me tiro al piso, estoy súper transpirado, todos los niños
han levantado en brazo al héroe de la
Noche el gran Samuel. Tomás, mi hijo, esta parado al lado mío
y me consuela:
-Papí: no te hagas drama, al Samu no lo
atrapa nadie.
Me quedo un buen tiempo tirado, disfruto del
momento, de las risas, del juego, disfruto de mi “nueva infancia” compartida
con mi hijo. Me levanto despacio, los niños esta a mi lado y me sorprende que
también me felicitan
–Buena corrida señor, buena corrida, cuando
quiera venga y juegue con nosotros, ¡si el Tomi lo deja!
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